Eurovisión se siente tan lejos

Hola a tod@s desde la ciudad de la amistad:

Ya estoy plenamente instalado en el norte del Perú y me siento muy cómodo y a gusto. He superado con creces el choque cultural y el cambio horario. Estoy en compañía de gente maravillosa y hacía tiempo que no me sentía tan bien. Sin duda, va a ser toda una experiencia tanto a nivel personal como profesional.

Sólo hay una cosa que siento lejana: Eurovisión. La familia y amig@s están cercanos gracias a internet y a skype, que es un gran invento. Están cercanos sin que a uno le vacíen la cartera en las llamadas. Desde aquí todo lo relacionado con Europa se siente tan lejano que apenas alcanzo a recordar los temas estonios o azeríes. Pero, esto no durará mucho porque ya he llegado a un acuerdo con mis compañeros para librar los tres días claves de mayo y poder disfrutar de las dos semifinales y la final.

Según me informa Wendy podremos ver la final del festival en TVE Internacional a las 14 horas locales. Las semifinales las veré por internet. ¡Qué remedio! Estoy pendiente de crear una peña eurovisiva en Chiclayo.

Os contaré algo de esta ciudad. Por la generosidad de su gente, su exquisita gastronomía y muchos otros encantos, Chiclayo se ha ganado la buena fama de ser la ciudad más hospitalaria del norte del Perú. Se ha convertido también por la calidad e importancia de sus museos arqueológicos en uno de los destinos turísticos más importantes del mundo. Veamos unas fotos:

En la Plaza de Armas se alza la magnífica catedral de estilo neoclásico y que data del año 1869 según diseño y planos de Gustavo Eiffel, sí el de la famosa torre parisina. Es el centro de la ciudad.

Desde la terraza del hotel podemos observar esta panorámica del centro de la ciudad, dominada por las antenas de telefonía y el tráfico abundante. Ni os imagináis la tiendas de Movistar que hay en la ciudad, casi una cada cuadra.

Algunas zonas de la ciudad me traen a la memoria la ciudad egipcia de Asuán por la estructura de algunas calles y la construcción de las casas. Esto es lo que veo desde mi actual centro de trabajo.


Al llegar a Perú fuimos bien recibidos, entre otras, por Mar y por Esther. Ellas son oriundas de Madrid con ancestros en Jaén y de Donostia. Por cierto, Martuki, te mandamos saludos desde aquí y nuestra enhorabuena por el nacimiento de tu niña.

El equipo de trabajo desplazado hasta aquí lo componemos Bernardo (Alicante), José Manuel (La Coruña), Jovita (Valladolid) y un servidor (de Bilbao, ¡la hostia!). Os saludamos desde el Paraíso.

Lo que más me ha chocado es el caos organizado del tráfico. No hay semáforos que se utilicen y todo el mundo parece saber cuándo girar sin estamparse con el coche de al lado. Es todo un peligro cruzar las calles porque éstos no se apartan como en Egipto sino que te pasan rozando. Hay más taxis por metro cuadrado que en cualquier otra ciudad del mundo que haya visitado.

Una vista panorámica desde la terraza de mi centro de trabajo. Al fondo el hospital de la ciudad. Ayer fuímos a comer a un centro comercial y se me antojó probar un cebiche mixto con tan mala suerte que me tomé de un bocado un trozo de rocoto. Sólo os digo que fui el centro de atención de todo el centro comercial. Casi la espicho allí mismo. ¡Como picaba! Ni tomando una Coca Cola entera se me pasaba. Hoy todavía tengo ardores en el estómago. ¡Qué follón!

Después de esta "eurocrónicas" excepcional volveré a retomar el tema eurovisivo en próximas entradas. Hasta entonces, sed felices.